domingo, 6 de abril de 2014

Afecciones de Al-Hakán.

Sus afecciones fueron simples: estreñimiento crónico, influenza ocasional, prurito anal que ocasionaban sus lombrices, pie de atleta y, en el aspecto quirúrgico, golondrinos y abscesos yuxtaanales que lo afectaban intercurrentemente. Su constipa-ción intestinal mejoraba con aceite de oliva, medio cuenco en ayunas; los vermes que motivaban su prurito desaparecían —junto con el picor— tras la ingestión de tisanas de eléboro y hierba lombriguera, muy eficaz como vermífuga; el pie de atleta, dolorosas rágades en la planta de los pies y comisuras de los dedos, tendría algo que ver con el baño que gustaba tomar en compañía de diez o doce esclavas y concubinas tan desnudas como salieron del vientre de sus madres. Y ello es de fácil deducción, pues desaparecieron en cuanto se introdujo solo en las piscinas de agua limpia, recién renovada, siguiendo mis consejos. A pesar del alivio en sus molestias, me miró cierto tiempo con prevención, pues seguro que añoraba la delicia de aquellos baños excitantes rodeado de bellezas in puribus. Ignoro la causa del pie de atleta, pero tiene que estar relacionada con algo, polvo invisible, quizá escamas de otra piel, que produce las incómodas grietas al infectar la nuestra. En medicina ignoramos muchas más cosas que las que sabemos. (…)
—La piel desprende cutículas y escamas de forma natural. El pie de atleta se contrae siempre en medio húmedo —aseguré—. Tal vez alguna de tus hembras lo padezca sin saberlo, señor. Tendría que reconocerlas.
Lo permitió a regañadientes. En medio de mi asombro, no hallé rastros de excoriaciones ni de rágades en los pies de aquella deliciosa colección de ninfas, por más que rebusqué entre sus dedos adorables y sus cuidadas uñas. Ni que decir tiene que la inspección de las desnudas extremidades se hizo en presencia de una dueña y con la propietaria cubierta con caftán hasta las cejas. Hube de concluir, gacha la testa, que no hallaba la causa del problema.
 —Te lo dije —abundó Al-Hakán.
—Aun así no puedo descartar, mi señor, que existan pieles aparentemente normales que transmitan el mal. La prueba que te propongo es sencilla: toma el baño en soledad y retoza luego con tus hembras. Como es la humedad lo que favorece la enfermedad no hay problema con el contacto en seco.
Me obedeció por una vez y me lo agradeció. A las tres semanas desapareció su pie de atleta. Otra cosa fueron sus pequeñas afecciones cutáneas, panadizos, abscesos axilares —«golondrinos» del vulgo— y fístulas anales. Combatí le abscesos dilatándolos y poniendo a plano las fístulas con escalpelo, ayudado por mi esponja somnífera. Bendito sea el momento en que la descubrí. Distinto fue el caso de una fístula anal que cada dos por tres se le alteraba, entrando en erupción como un volcán, causándole dolores y alterándole el sueño. Hasta en seis ocasiones la traté con resultados dispares. Allí empleaba el cauterio. Por fin, la sexta vez, aletargado el paciente por el anestésico, logré pasar una sonda de cobre por el trayecto fistuloso. Dejé un grueso len de seda retorcida y lo anudé sin cortar los cabos, que fijé a la piel del periné con un apósito. Era una técnica que había copiado de Lucio Nero, un colega italiano del que me hablara en Nápoles Realdo Conti. A cambio de una semana incómoda para el califa, que soportó con entereza estoica sin dejar de atender cuestiones de gobierno, logré la curación sin recidivas limitándome, a los siete días, a seccionar con el cauterio la mortecina carne comprendida dentro de la ligadura (Página 104).

Habla de diferentes cosas:
  • La constipación intestinal es el estreñimiento.
  • La influenza son resfriados.
  • Los golondrinos: La forunculosis es una infección de la glándula productora del sudor, ésta desemboca en la salida de los vellos de la axila o de las ingles. Cuando se infecta de obstruye su salida, el sudor queda retenido y se crea un tejido muy adecuado para el crecimiento de las bacteria , se abulta y duele.
  • Los abscesos perianales, alrededor del ano.
  • El pie de atleta: Es una infección en los pies provocada por hongos .Es muy importante evitar la humedad, conservar los pies perfectamente secos, sobre todo entre los dedos.

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