domingo, 6 de abril de 2014

Trombosis venosa profunda.

Practiqué, utilizando mi esponja soporífera que causó estupor, diversos tipos de intervenciones: cataratas, hernias y litotomías. Alves usaba como anestésico cierto aguardiente de uva que se hacía traer del norte de Galicia, pero, al ver el efecto de mi narcótico, me pidió un frasco, que le facilité, así como la fórmula. Utilizándolo, hizo una habilidosa demostración de la extracción de un trombo en la vena del muslo. Tras extirparlo del conducto ocluido, ligó con seda doble y resecó lo dañado del vaso, pues afirmaba que, de no hacerlo, se reproducía el mal. Luego de diversas autopsias y disecciones en cadáver —hechas en épocas de dominio cristiano de la ciudad—, afirmaba que las venas de los miembros inferiores se diferenciaban del resto del sistema venoso al poseer ciertas válvulas que impedían el retroceso de la sangre. Era sin duda el más experto cirujano vascular de la península. Aseguraba que los trombos, aquellos negruzcos pelotones de sangre coagulada, podían desprenderse de sus lechos y navegar por el torrente sanguíneo hacia otros territorios, especialmente los pulmones y el cerebro, ocasionando en ellos lesiones irreparables. Por ello, previniéndolo, en los casos de trombosis intensa, disecaba con maestría la vena safena que él llamaba «magna», en la raíz del muslo, y la ligaba con doble hilo de seda como mejor forma de impedir el paso de los trombos (Página 138).

Se habla de una trombosis venosa profunda: consiste en la formación de un coágulo sanguíneo o trombo en una vena profunda. Es una forma de trombosis venosa que usualmente afecta las venas en la parte inferior de la pierna y el muslo.

Actualmente se intervienen cuando son muy importantes, lo realiza un cirujano vascular.

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